Ruta de la
Barceloneta

La Barceloneta tiene un carácter marinero y pescador desde sus orígenes. La armonía de sus casas, calles estrechas y balcones con ropa colgada oliendo a suavizante al pie de calle, donde todo se envuelve con mar salada, gente del barrio, turistas, vermut, paella y la bomba originaria de aquí, que cada vecino tiene su receta.

Pasamos a saludar Jesús y Montse en el Mercado de la Barceloneta, donde cada día Jesús trae pescado, marisco, gambas fresquísimas de la subasta de la Cofradía de Pescadores. Es uno de los mercados centenarios de la ciudad. En 2005, el recinto fue remodelado para adaptarlo a las necesidades del siglo XXI, la reforma corrió a cargo del arquitecto Josep Miàs. Uno de los hechos diferenciales es que fue el primero mercado de la ciudad en instalar placas solares fotovoltaicas con las que se generan unos 30 KW/h, lo que supone el 40% de la electricidad que se consume en todo el mercado.

Cruzamos al otro lado de la plaza y nos vamos al Bar Fermin. Lugar ideal para “vermutear”. Pero también para los sibaritas cerveceros, porque tiene 7 tiradores con cerveza artesana, de producción muy limitada. También hay cervezas para celíacos. La Gilda del Fermín es un clásico, si no sabes lo que es, pasa por la plaza.
Tienen una selección de tapas de productos de proximidad con identidad propia.

La misma familia regenta el Bar Estraperlo que está a 100 metros. Lo llevan Gladys y Roger que son del barrio de toda la vida. Si eres amante de unas patatas bravas, bien pochadas y crujientes por fuera, nivel experto, este es tu sitio. Hay que probar la auténtica y maravillosa bomba de gamba de Moralla, que Jesús de la pescadería del Mercado de la Barceloneta, trae cada día a su restaurante, desde la Lonja de Pescadores de la Barceloneta a la cocina de Gladys.

Volvemos a la plaza. Decir el nombre Baluard es un término para los Barceloneses, para decir pan. Es conectar inmediatamente a la panadería por excelencia del barrio de la Barceloneta. Anna Bellsolá es la cuarta generación de panaderos que dirige la Panaderia Baluard y el lugar se mantiene vivo con su creatividad, empoderamiento y el fuego del horno de leña.
Cada pan aun es amasado por la sabiduría familiar, sencillamente un pan Baluard como tiene que ser: fuego, mar y amor.

Nos adentramos más en el barrio y vamos a hacer una visita a la verdulería mas singular de Barcelona: “El Mas dels Arcs”. Pero que nadie conoce, pero si dices la “verdulería del Agustí” ya tienes media ruta hecha. El pequeño mercado de productos frescos, con productos de temporada de su propio huerto, con hierbas colgadas, miel, algas frescas, pimientos secos, un paraíso para los veggies y para los que aprecian calidad.  Los tomates son tan espectaculares, que te hacen un guiño a un metro de la puerta y cuanto menos te lo esperas ya estás dentro, con “Agustí” y con “Knockin’ On Heaven’s Door” de Bob Dylan de fondo musical.

El Mas dels Arcs luce un maravilloso interior arqueado de obra vista que utiliza otro tramo del antiguo y desaparecido Passatge de la Cadena, cómo almacén. Agustí ha preservado una de las placas del nombre en su interior. Así que toma tu tiempo para elegir, estar en la tienda con Agustí y escuchar una excelente música entre verduras.

Si quieres una paella entre manteles y en un ambiente muy chic, nos vamos al Cheriff Restaurant, nombre tomado del apodo de Pedro Ruipérez, hombre jovial, abierto y hasta excéntrico, que le gustaba vestirse con pistola en ristre, de sheriff del Oeste Americano. En 2019 renovó sus instalaciones y decoración, con la mejora de atención y servicio que ello supone tras cuarenta años de las entrañables, pero ya cansadas instalaciones. De casi todos los restaurantes de la Barceloneta, este es un sitio de diseño, acogedor y moderno y que sigue ofreciendo las paellas y mariscos frescos de siempre.

No muy lejos tenemos la Cervecería El Vaso de Oro. Fueron los pioneros en el concepto de bar de tapeo de “barra” en la Barceloneta hace más de 50 años y después se extendió por toda la ciudad. Los camareros están uniformizados de chaquetilla blanca y delantales negros, de los que te abren la puerta. Son artesanos cerveceros, que sirven en jarra o en unos vasos largos de cristal que los denominan “filo”. El lugar es pequeño, con una barra de punta a punta del bar y está siempre lleno, ¡muy lleno! El Solomillo con Foie Gras no tiene desperdicio y si le sigue el “50-50” que es la cerveza de tirador, mitad rubia y mitad tostada, es la combinación perfecta, el clásico de la casa como sus camareros.

Tenemos que citar a La Jaica, centro neurálgico del tapeo de la Barceloneta. Desde 1955, la Jaica siempre ha sido un negocio familiar que acoge diariamente vecinos del barrio, clientes de todos los rincones de la ciudad y turistas de todo el mundo que buscan disfrutar de aquellas tapas que han hecho tradición.

El local, con un aire modernista, conserva la barra original de madera formada por una curva redondeada que da carácter a la sala. Las mesas son una auténtica joya, hechas de caña y de baldosa con un mosaico blanco en modo de homenaje, se convirtió en el logo del Jaica.

El restaurant El Refugi del Port, está muy cerca de la playa en una calle muy estrecha que se aleja del turisteo del día a día. Ambiente familiar, famosos por su arroz caldoso, pero que los macarrones con bogavante pondrán en duda la elección a más de uno.

¿Y cómo no mencionar a Can Maño?

Pescado fresco, gambas, calamares, sardinas que se suman a la fiesta del ajo y perejil, al vino tinto con gaseosa y ya está, todo fresco y de mercado. Abstenerse carnívoros. Es la taberna mas sencilla de pescadores de toda la vida del barrio, con un ambiente familiar, bullicioso y con gente local. Este es el auténtico restaurante de proximidad, tanto es así que al entrar tienes la sensación de entrar en la casa de un vecino.